13
1 Si, pues, los siete afines despreciaron los problemas hasta la muerte, se admite por todas partes que la recta razón es dueña absoluta de las emociones.
2 Pues igual que si hubieran comido de lo impío como esclavos de las emociones, habríamos dicho que habían sido vencidos por ellas.
3 Ahora no es así. Pero por medio del razonamiento que es alabado por Dios, ellos dominaron sus emociones.
4 Es imposible pasar por alto el liderazgo de la reflexión, pues obtuvo la victoria tanto sobre las emociones como sobre los problemas.
5 ¿Cómo, entonces, podemos evitar según estos hombres el dominio de las emociones por medio del razonamiento correcto, ya que no se apartaron de las penas del fuego?
6 Porque así como por medio de las torres que se proyectan frente a los puertos los hombres rompen las olas amenazantes, y así aseguran un curso tranquilo a las naves que entran en el puerto,
7 así el recto razonamiento de siete torres de los jóvenes, asegurando el puerto de la religión, conquistó la tempestad de las emociones.
8 Pues habiendo dispuesto un santo coro de piedad, se animaban unos a otros, diciendo:
9 “Hermanos, muramos fraternalmente por la ley. Imitemos a los tres jóvenes de Asiria que despreciaron el horno igualmente afligido.
10 No seamos cobardes en la manifestación de la piedad”.
11 Uno dijo: “¡Ánimo, hermano!” y otro: “¡Resiste noblemente!”
12 Otro dijo: “Acuérdate de la estirpe que tienes”, y por la mano de nuestro padre Isaac soportó ser muerto por causa de la piedad.
13 Unos y otros, mirándose serenos y confiados, dijeron: “Sacrifiquemos de todo corazón nuestras almas a Dios, que las dio, y empleemos nuestros cuerpos en el cumplimiento de la ley.
14 No temamos al que piensa que mata;
15 porque grande es la prueba del alma y el peligro del tormento eterno que les espera a los que transgreden el mandamiento de Dios.
16 Armémonos, pues, en el dominio propio, que es el razonamiento divino.
17 Si sufrimos así, Abraham, Isaac y Jacob nos recibirán, y todos los padres nos elogiarán.
18 Mientras cada uno de los parientes era arrastrado, el resto exclamó: “¡No nos deshonres, oh hermano, ni falsifiques a los que murieron antes que tú!”
19 Ahora bien, no ignoras el encanto de la hermandad, que la divina y sapientísima Providencia ha impartido a través de los padres a los hijos, y ha engendrado a través del vientre de la madre.
20 En el que estos hermanos, habiendo permanecido un tiempo igual, y habiendo sido formados durante el mismo período, y habiendo sido aumentados por la misma sangre, y habiendo sido perfeccionados a través del mismo principio de vida,
21 y habiendo sido criados a intervalos iguales, y habiendo mamado leche de los mismos manantiales, por lo que sus almas fraternales son criadas amorosamente juntas,
22 y aumentan más poderosamente a causa de esta crianza simultánea, y por la compañía diaria, y por otra educación, y el ejercicio en la ley de Dios.
23 Constituido así el amor fraternal, los siete parientes tenían una armonía mutua más simpática.
24 Porque al ser educados en la misma ley, y al practicar las mismas virtudes, y al ser criados en un curso de vida justo, aumentaron esta armonía entre ellos.
25 Porque el mismo ardor por lo que es justo y honorable aumentó su buena voluntad y armonía entre ellos.
26 Pues actuando junto con la religión, les hacía más deseable el sentimiento fraternal.
27 Y, sin embargo, aunque la naturaleza, el compañerismo y la moral virtuosa aumentaban su amor fraternal, los que quedaban soportaban ver a sus parientes, que eran maltratados por su religión, torturados incluso hasta la muerte.