1 Entonces dieron aviso a Joab: El rey está llorando y se lamenta por AbsalónA 2 Sam 18:5, 14. 2 Y la victoria (la salvación) aquel día se convirtió en duelo para todo el pueblo, porque el pueblo oyó decir aquel día: “El rey está entristecido por su hijo.” 3 Aquel día el pueblo entró calladamente en la ciudad, como pueblo que humillado, entra a escondidas cuando huye de la batalla. 4 Y el rey con su rostro cubierto, clamaba1 Lit y el rey clamóA 2 Sam 15:30 en alta voz: “¡Oh hijo mío Absalón, oh Absalón, hijo mío, hijo míoB 2 Sam 18:33!”

5 Entonces Joab entró en la casa del rey, y dijo: “Hoy usted ha cubierto de vergüenza el rostro de todos sus siervos que han salvado hoy su vida, la vida de sus hijos e hijas, la vida de sus mujeres y la vida de sus concubinas, 6 al amar a aquéllos que lo odian y al odiar a aquéllos que lo aman. Pues hoy ha demostrado que príncipes1 O jefes y siervos no son nada para usted; porque ahora en este día sé que si Absalón estuviera vivo y todos nosotros hoy estuviéramos muertos, entonces usted estaría complacido2 Lit porque entonces estaría bien ante tus ojos. 7 Ahora pues, levántese, salga y hable bondadosamente a1 Lit al corazón de sus siervos, porque juro por el Señor que si no sale, ciertamente ni un solo hombreA Prv 14:28 pasará la noche con usted, y esto le será peor que todo el mal que ha venido sobre usted desde su juventud hasta ahora.” 8 Entonces el rey se levantó y se sentó a la puerta. Y cuando avisaron a todo el pueblo, diciendo: “Miren, el rey está sentado a la puertaA 2 Sam 15:2; 18:24,” entonces todo el pueblo vino delante del rey.

Pero los de Israel habían huido, cada uno a su tiendaB 2 Sam 18:17. 9 Y todo el pueblo reñía en todas las tribus de Israel, diciendo: “El rey nos ha librado de mano1 Lit la palma de nuestros enemigos y nos ha salvado de mano1 Lit la palma de los FilisteosA 2 Sam 5:20; 8:1-14, pero ahora ha huido de la tierra por causa de AbsalónB 2 Sam 15:14. 10 Sin embargo, Absalón, a quien ungimos sobre nosotros, ha muerto en combate. Ahora pues, ¿por qué guardan silencio respecto a restaurar al rey?”

11 Entonces el rey David envió mensaje a los sacerdotes Sadoc y AbiatarA 2 Sam 15:29 y dijo: “Hablen a los ancianos de Judá, y díganles: ‘¿Por qué son los últimos en hacer volver al rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha llegado al rey, a su casa? 12 Ustedes son mis hermanos; mi hueso y mi carne sonA 2 Sam 5:1. ¿Por qué, pues, son los últimos en hacer volver al rey?’ 13 Y díganle a AmasaA 2 Sam 17:25: ‘¿No eres hueso mío y carne míaB 1 Rey 19:2? Así haga Dios conmigo y aun más si no has de ser comandante del ejércitoC 2 Sam 8:16 delante de mí para siempre en lugar de JoabD 2 Sam 3:27-39; 19:5-7.’ ” 14 Así inclinó el corazón de todos los hombres de Judá como el de un solo hombreA Jue 20:1, y enviaron palabra al rey, diciendo: “Regresa, tú y todos tus siervos.” 15 Volvió el rey y llegó hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para ir al encuentro del reyA Jos 5:9; 1 Sam 11:14, 15, para conducir al rey al otro lado del Jordán.

16 Entonces Simei, hijo de Gera, el Benjamita que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá al encuentro del rey DavidA 2 Sam 16:5-13; 1 Rey 2:8. 17 Con él había 1,000 hombres de Benjamín, y Siba, siervoA 2 Sam 16:1-4; 19:26, 27 de la casa de Saúl, y con él sus quince hijos y sus veinte siervos; y se apresuraron a pasar el Jordán delante del rey. 18 Y seguían cruzando el vado para pasar a toda la casa del rey, y hacer lo que le pareciera bien1 Lit lo bueno ante sus ojos. Y Simei, hijo de Gera, se postró ante el rey cuando éste iba a pasar el Jordán. 19 Y dijo al rey: “No me considere culpableA 1 Sam 22:15; 2 Sam 16:6-8 mi señor, ni se acuerde del mal que su siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén. Que el rey no lo guarde en su corazón. 20 Pues yo su siervo reconozco que he pecado; por tanto, hoy he venido, el primero de toda la casa de José, para descender al encuentro de mi señor el reyA 2 Sam 16:5.” 21 Pero Abisai, hijo de Sarvia, respondió: “¿No ha de morir Simei por estoA 2 Sam 16:7, 8, porque maldijo al ungido del SeñorB Ex 22:28?” 22 Entonces David dijo: “¿Qué tengo yo que ver con ustedes, hijos de SarviaA 2 Sam 3:39; 16:9, 10, para que en este día me sean adversarios? ¿Ha de morir hoy hombre alguno en IsraelB 1 Sam 11:13? ¿Acaso no sé que hoy soy rey sobre Israel?” 23 Y el rey dijo a Simei: “No morirás.” Así el rey se lo juróA 1 Rey 2:8.

24 También Mefiboset, nieto de Saúl, descendió al encuentro del reyA 2 Sam 9:6-10; y no se había aseado1 Lit hecho los pies, ni recortado1 Lit hecho el bigote, ni lavado la ropaB Ex 19:10; 2 Sam 12:20, desde el día en que el rey se marchó hasta el día en que volvió en paz. 25 Y cuando vino de Jerusalén al encuentro del rey, éste1 Lit y el rey le dijo: “¿Por qué no fuisteA 2 Sam 16:17 conmigo, Mefiboset?” 26 Y él respondió: “Oh rey, señor mío, mi siervo me engañó; pues su siervo se dijo: ‘Me aparejaré un asno para montar en él e ir con el rey,’ porque su siervo es cojoA 2 Sam 9:3. 27 Además, ha calumniado a su siervo ante mi señor el reyA 2 Sam 16:3, 4; pero mi señor el rey es como el ángel de Dios; haga, pues, lo que le parezca bienB 2 Sam 14:17, 20. 28 Porque toda la casa de mi padre no era más que hombres muertos ante mi señor el reyA 2 Sam 21:6-9. Con todo, puso a su siervo entre los que comían a su propia mesaB 2 Sam 9:7, 10, 13. ¿Qué derecho tengo todavía para quejarme1 Lit clamar más al rey?” 29 Y el rey le dijo: “¿Por qué sigues hablando de tus asuntos? Yo he decidido1 Lit dicho: ‘Tú y Siba se repartirán las tierras.’ ” 30 “Que él las tome todas, ya que mi señor el rey ha vuelto en paz a su propia casa,” dijo Mefiboset al rey.

31 Barzilai el Galaadita también había descendido de RogelimA 2 Sam 17:27-29; 1 Rey 2:7, y había cruzado el Jordán con el rey para despedirlo en el Jordán. 32 Barzilai era muy anciano, de ochenta años, y había dado provisiones al rey mientras éste permanecía en MahanaimA 2 Sam 17:27-29, porque era hombre muy poderoso1 O grande, o rico. 33 Y el rey dijo a Barzilai: “Pasa conmigo y yo te sustentaré1 O proveeré alimentos para ti junto a mí en Jerusalén.” 34 Pero Barzilai respondió al rey: “¿Cuánto tiempo me queda de vida1 Lit ¿Cuántos son los días de los años de mi vidaA Gn 47:8 para que yo suba con el rey a Jerusalén? 35 Ahora tengo1 Lit Hoy ochenta añosA Sal 90:10. ¿Puedo distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Puede su siervo saborear lo que come o bebe? ¿Puede oír aún la voz de los cantores o de las cantorasB Ecl 2:8; Isa 5:11, 12? ¿Por qué, pues, ha de ser su siervo otra carga más para mi señor el reyC 2 Sam 15:33? 36 Su siervo no haría más que pasar el Jordán con el rey. ¿Por qué ha de concederme el rey esta recompensa? 37 Permita que su siervo vuelva, para morir en mi ciudad junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Sin embargo, aquí tiene a su siervo QuimamA 2 Sam 19:40; 1 Rey 2:7; Jer 41:17; que pase él con mi señor el rey, y haz por él lo que le parezca bien.” 38 Y el rey respondió: “Quimam pasará conmigo, y haré por él lo que te parezca bien; y todo lo que me pidas1 Lit lo que escojas de mí, lo haré por ti.” 39 Todo el pueblo pasó el Jordán y el rey también pasó. Entonces el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y éste regresó a su lugarA Gn 31:55; Rut 1:14; 2 Sam 14:33.

40 El rey siguió hasta Gilgal y Quimam fue con él; y todo el pueblo de Judá y también la mitad del pueblo de Israel acompañaban al1 Lit pasaban con el reyA 2 Sam 19:9, 10. 41 Y todos los hombres de Israel vinieron al rey y le dijeron1 Lit y dijeron al reyA Jue 8:1; 12:1: “¿Por qué te han secuestrado nuestros hermanosB 2 Sam 19:11, 12, los hombres de Judá, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su casa, y a todos los hombres de David con él?” 42 Entonces todos los hombres de Judá respondieron a los hombres de Israel: “Porque el rey es pariente cercano nuestro1 Lit míoA 2 Sam 19:12. ¿Por qué, pues, están enojados por esto?2 Lit esto es algo que te quema? ¿Acaso hemos comido algo a costa del rey, o se nos ha dado algo3 O se ha tomado regalo para nosotros?” 43 Pero los hombres de Israel respondieron1 Lit respondió; en el resto del vers.; los verbos y formas pronominales son también singular en Heb a los hombres de Judá: “Nosotros tenemos diez partesA 2 Sam 5:1; 1 Rey 11:30, 31 en el rey, y por eso también tenemos más derecho que ustedes sobre David. ¿Por qué, pues, nos han despreciado? ¿No fue nuestro consejo2 Lit palabra el primero que se dio para hacer volver a nuestro rey?” Pero las palabras de los hombres de Judá fueron más duras que las palabras de los hombres de Israel.