1 Entonces El me dijo: “Hijo de hombre, ponte en pie para que Yo te hableA Dan 10:11; Hech 9:6.” 2 Mientras El me hablaba el Espíritu entró en mí y me puso en pie; y oí al que me hablabaA Ezq 3:24; Dan 8:18. 3 Entonces me dijo: “Hijo de hombre, Yo te envío a los Israelitas, a una nación de rebeldes que se ha rebelado contra Mí; ellos y sus padres se han levantado contra MíA Ezq 20:18, 30 hasta este mismo díaB 1 Sam 8:7, 8; Jer 3:25. 4 A los hijos de duro semblante y corazón empedernido, a quienes te envío, les dirás: ‘Así dice el Señor DiosA Sal 95:8; Isa 48:4; Jer 5:3; 6:15; Ezq 3:7.’ 5 Tal vez ellos escuchen o dejen de escuchar, porque son una casa rebeldeA Ezq 2:7; 3:11, 27; Mat 10:12-15; Hech 13:46, sabrán que un profeta ha estado entre ellosB Ezq 33:33; Luc 10:10, 11; Juan 15:22. 6 Y tú, hijo de hombre, no temas; no les temas a ellos ni a sus palabras aunque haya contigo cardos y espinas y te sientes en escorpionesA 2 Sam 23:6, 7; Ezq 28:24; Miq 7:4. No temas sus palabras ni te atemorices ante ellos, porque son una casa rebeldeB Isa 51:12; Jer 1:8, 17; Ezq 3:9. 7 Les hablarás Mis palabras, escuchenA Jer 1:7, 17; Ezq 3:10, 17 o dejen de escuchar, porque son rebeldesB Ezq 2:5.

8 “Y tú, hijo de hombre, escucha lo que te hablo; no seas rebelde como esa casa rebelde. Abre tu boca y come lo que te voy a darA Jer 15:16; Ezq 3:3; Apoc 10:9.” 9 Entonces miré que una mano estaba extendida hacia míA Ezq 8:3, y en ella había un libro (un rollo)B Jer 36:2; Ezq 3:1; Apoc 5:1-5; 10:8-11. 10 El lo desenrolló delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y en él estaban escritas lamentaciones, gemidos y ayesA Isa 3:11; Apoc 8:13.