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Comisión del Profeta
1 Entonces El me dijo: “Hijo de hombre, come lo que tienes delante; cómete este rolloA Ezq 2:9, y ve, habla a la casa de Israel.” 2 Abrí, pues, mi bocaA Jer 25:17, y El me dio a comer el rollo. 3 Entonces me dijo: “Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo1 Lit tus entrañasA Jer 6:11; 20:9 de este rollo que te doy.” Y lo comíB Jer 15:16, y fue en mi boca dulce como la mielC Sal 19:10; 119:103; Apoc 10:9, 10.
4 Me dijo además: “Hijo de hombre, ve a la casa de Israel y háblales con Mis palabras. 5 Porque no eres enviado a un puebloA Jon 1:2; Hech 14:11; 26:17 de habla incomprensible y lengua difícil1 Lit profundidad de labio y pesadez de lenguaB Isa 28:11; 33:19, sino a la casa de Israel. 6 Tampoco te envío a pueblos numerosos de habla incomprensible y lengua difícil cuyas palabras no puedas entender. Aunque si1 Heb Sí no te enviara a ellos, ellos te escucharían. 7 Pero la casa de Israel no querrá escucharte, ya que no quieren escucharme a MíA 1 Sam 8:7. Ciertamente toda la casa de Israel es terca y de duro corazón. 8 Por eso he hecho tu rostro tan duro como sus rostros, y tu frente tan dura como sus frentes. 9 Como esmeril, más duro que el pedernal, he hecho tu frente. No les temas ni te atemorices ante ellos, porque son casa rebelde.” 10 Además me dijo: “Hijo de hombre, recibe en tu corazón todas Mis palabras que Yo te habloA Job 22:22; Ezq 2:8; 3:1-3, y escúchalas atentamente. 11 Y ve a los desterrados, a los hijos de tu pueblo; háblales y diles, escuchen o dejen de escuchar: ‘Así dice el Señor Dios.’ ”
12 Entonces el Espíritu me levantóA Ezq 3:14; 8:3; Hech 8:39, y oí detrás de mí un gran ruido atronadorB Hech 2:2: “Bendita sea la gloria del Señor desde Su lugar.” 13 Oí el ruido de las alas de los seres vivientes que se tocaban una a la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellosA Ezq 1:15; 10:16, 17, un gran ruido atronador. 14 El Espíritu me levantó y me tomó; yo iba con amargura en la indignación de mi espíritu, y la mano del Señor era fuerte sobre míA 2 Rey 3:15. 15 Entonces vine a los desterrados de Tel Abib que habitaban junto al río Quebar, y allí donde ellos vivían, estuve sentado siete díasA Job 2:13, atónito, en medio de ellos.
16 A Ezq 3:16-21: Ezq 33:1-9Después de los siete días vino a mí la palabra del SeñorB Jer 42:7: 17 “Hijo de hombre, te he puesto por centinelaA Isa 52:8; 56:10; 62:6; Jer 6:17; Ezq 33:7-9 de la casa de Israel. Cuando oigas la palabra de Mi boca, adviérteles de Mi parteB 2 Cró 19:10; Isa 58:1; Hab 2:1. 18 Cuando Yo diga al impío: ‘Ciertamente morirás,’ si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero Yo demandaré su sangre de tu manoA Ezq 3:20; 33:6, 8. 19 Pero si tú has advertido al impío, y éste no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, él morirá por su iniquidad, pero tú habrás salvado tu vidaA 2 Rey 17:13, 14; Ezq 14:14, 20; 33:3, 9; Hech 18:6; 1 Tim 4:16. 20 Y cuando un justo se desvíe de su justicia y cometa iniquidad, Yo pondré un obstáculo delante de él, y morirá; porque tú no le advertiste, él morirá por su pecado, y las obras de justicia que había hecho no serán recordadasA Sal 125:5; Ezq 18:24; 33:18; Sof 1:6, pero Yo demandaré su sangre de tu manoB Isa 8:14; Jer 6:21; Ezq 14:3, 7-9. 21 Sin embargo, si tú has advertido al justo de que el justo no debe pecar, y él no peca, ciertamente vivirá porque aceptó la advertenciaA Hech 20:31, y tú habrás salvado tu vida.”
22 La mano del Señor vino allí sobre mí, y El me dijo: “Levántate, ve a la llanura, y allí te hablaréA Hech 9:6.” 23 Así que me levanté y salí a la llanura; y la gloria del Señor estaba parada allí, como la gloria que yo había vistoA Ezq 1:28; Hech 7:55 junto al río QuebarB Ezq 1:1, y caí rostro en tierra. 24 Entonces el Espíritu entró en mí, me hizo ponerme en pie y habló conmigoA Ezq 2:2, y me dijo: “Ve, enciérrate en tu casa. 25 Y tú, hijo de hombre, mira, te echarán cuerdas y con ellas te ataránA Ezq 4:8 para que no salgas en medio de ellos. 26 Haré que tu lengua se te pegue al paladar y enmudecerásA Luc 1:20, 22, y no serás para ellos el hombre que reprenda, porque son una casa rebelde. 27 Pero cuando Yo te hable, te abriré la bocaA Ezq 24:27; 33:22, y les dirás: ‘Así dice el Señor Dios.’ El que oye, que oiga; el que rehúse oír, que rehúse; porque son una casa rebeldeB Ezq 12:2, 3.
13:3 Lit tus entrañas
C3:3 Sal 19:10; 119:103; Apoc 10:9, 10
A3:5 Jon 1:2; Hech 14:11; 26:17
13:5 Lit profundidad de labio y pesadez de lengua
13:6 Heb Sí no
A3:10 Job 22:22; Ezq 2:8; 3:1-3
A3:12 Ezq 3:14; 8:3; Hech 8:39
A3:17 Isa 52:8; 56:10; 62:6; Jer 6:17; Ezq 33:7-9
B3:17 2 Cró 19:10; Isa 58:1; Hab 2:1
A3:19 2 Rey 17:13, 14; Ezq 14:14, 20; 33:3, 9; Hech 18:6; 1 Tim 4:16
A3:20 Sal 125:5; Ezq 18:24; 33:18; Sof 1:6
B3:20 Isa 8:14; Jer 6:21; Ezq 14:3, 7-9