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Esdras Lee la Ley
1 Todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que estaba delante de la Puerta de las AguasA Neh 3:26, y pidieron al escriba EsdrasB Esd 7:6 que trajera el Libro de la Ley de Moisés que el Señor había dado a IsraelC 2 Cró 34:15. 2 Entonces el sacerdote Esdras trajo la leyA Neh 8:9; Dt 31:9-11 delante de la asamblea de hombres y mujeres y de todos los que podían entender lo que oían. Era el primer día del mes séptimoB Lv 23:24. 3 Y leyó en el libro frente a la plaza que estaba delante de la Puerta de las AguasA Neh 8:1, desde el amanecer hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al Libro de la Ley.
4 El escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera que habían hecho para esta ocasión. Junto a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías; y a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. 5 Esdras abrió el libro a la vista de todo el puebloA Neh 8:3, pues él estaba en un lugar más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pieB Jue 3:20; 1 Rey 8:12-14. 6 Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo respondió: “¡Amén, AménA Neh 5:13!,” mientras alzaban las manos. Después se postraron y adoraron al Señor rostro en tierraB Ex 4:31. 7 También Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, Pelaías, y los Levitas, explicaban la ley al pueblo mientras el pueblo permanecía en su lugar. 8 Y leyeron en el Libro de la Ley de Dios, interpretándolo y dándole el sentido para que entendieran la lectura.
9 Entonces Nehemías, que era el gobernadorA Neh 7:65, 70, y Esdras, el sacerdote y escribaB Neh 12:26, y los Levitas que enseñaban al pueblo, dijeron a todo el pueblo: “Este día es santo para el Señor su DiosC Dt 12:7, 12; no se entristezcan, ni lloren.” Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la leyD Neh 8:2. 10 También les dijo: “Vayan, coman de la grasa, beban de lo dulce, y manden raciones a los que no tienen nada preparadoA Dt 26:11-13; porque este día es santo para nuestro Señor. No se entristezcan, porque la alegría del Señor es la fortaleza de ustedes.” 11 Los Levitas calmaron a todo el pueblo diciéndole: “Callen, porque el día es santo, no se entristezcan.” 12 Entonces todo el pueblo se fue a comer, a beber, a mandar porcionesA Neh 8:10 y a celebrar una gran fiesta, porque comprendieron las palabras que les habían enseñadoB Neh 8:7, 8.
13 Al segundo día los jefes de casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los Levitas se reunieron junto al escriba Esdras para entender las palabras de la ley. 14 Y encontraron escrito en la ley que el Señor había mandado por medio de Moisés que los Israelitas habitaran en tabernáculos (tiendas) durante la fiesta del mes séptimoA Lv 23:34, 40, 42. 15 Así que ellos dieron a conocer esta proclamaA Lv 23:4 en todas sus ciudades y en JerusalénB Dt 16:16: “Salgan al monte y traigan ramas de olivo, ramas de olivo silvestre, ramas de mirto, ramas de palmera y ramas de otros árboles frondosos, para hacer tabernáculos, como está escritoC Lv 23:40.”
16 El pueblo salió y trajeron las ramas y se hicieron tabernáculos, cada uno en su terradoA Jer 32:29, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la Puerta de las AguasB Neh 8:1 y en la plaza de la Puerta de EfraínC 2 Rey 14:13; Neh 12:39. 17 Toda la asamblea de los que habían regresado de la cautividad hicieron tabernáculos y habitaron en ellos. Los Israelitas ciertamente no habían hecho de esta manera desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel díaA 2 Cró 7:8; 8:13. Y hubo gran regocijoB 2 Cró 30:21. 18 Esdras leyó del Libro de la Ley de DiosA Dt 31:11 cada día, desde el primer día hasta el último día. Celebraron la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne según lo establecidoB Lv 23:36; Núm 29:35.