1 AmadosA 1 Ped 2:11; 2 Ped 3:8, 14, 17, ésta es ya la segunda carta que les escribo, en las cuales, como recordatorio, despierto en ustedes su sincero entendimiento1 O su mente sinceraB 2 Ped 1:13, 2 para que recuerden las palabras dichas de antemanoA Jud 17 por los santos profetasB Luc 1:70; Hech 3:21; Ef 3:5, y el mandamiento del Señor y SalvadorC Gál 6:2; 1 Tim 6:14; 2 Ped 2:21 declarado por los apóstoles de ustedes. 3 Ante todo, sepan estoA 2 Ped 1:20: que en los últimos díasB 1 Tim 4:1; Heb 1:2 vendrán burladoresC Jud 18 con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasionesD 2 Ped 2:10, 4 y diciendo: “¿Dónde está la promesaA Isa 5:19; Jer 17:15; Ezq 11:3; 12:22, 27; Mal 2:17; Mat 24:48 de Su venidaB 1 Tes 2:19; 2 Ped 3:12? Porque desde que los padres durmieron (murieron)C Hech 7:60, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creaciónD Mar 10:6.”

5 Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que1 O ignoran intencionadamente este hecho, que los cielos existían desde hace mucho tiempoA Gn 1:6, 9; Heb 11:3, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguasB Sal 24:2; 136:6 por la palabra de Dios, 6 por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundadoA 2 Ped 2:5 por el aguaB Gn 7:11, 12, 21, 22. 7 Pero los cielos y la tierra actualesA 2 Ped 3:10, 12 están reservados por Su palabra para el fuegoB Isa 66:15; Dan 7:9, 10; 2 Tes 1:7; Heb 12:29, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíosC Mat 10:15; 1 Cor 3:13; Jud 7.

8 Pero, amadosA 2 Ped 3:1, no ignoren esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un díaB Sal 90:4. 9 El Señor no se tardaA Hab 2:3; Rom 13:11; Heb 10:37 en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es pacienteB Rom 2:4; Apoc 2:21 para con ustedes1 Algunos mss. posteriores dicen: nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento2 I.e. tengan oportunidad de arrepentirseC 1 Tim 2:4; Apoc 2:21. 10 Pero el día del SeñorA 1 Cor 1:8 vendrá como ladrónB Mat 24:43; Luc 12:39; 1 Tes 5:2; Apoc 3:3; 16:15, en el cual los cielos pasaránC Isa 34:4; Mat 24:35; Apoc 21:1 con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego1 O calor intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas2 Algunos mss. antiguos dicen: descubiertasD Isa 24:19; Miq 1:4; 2 Ped 3:7, 12.

11 Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, ¡qué clase de personas no deben ser ustedes en santa conducta y en piedad, 12 esperando y apresurando la venida del día de DiosA 1 Cor 1:7, en1 Lit por el cual los cielos serán destruidos por fuego2 Lit encendiéndoseB 2 Ped 3:7, 10 y los elementosC Isa 24:19; 34:4; Miq 1:4 se fundirán con intenso calor! 13 Pero, según Su promesaA Isa 65:17; 66:22, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierraB Rom 8:21; Apoc 21:1, en los cuales mora la justiciaC Isa 60:21; 65:25; Apoc 21:27.

14 Por tantoA 1 Cor 15:58; 2 Ped 1:10, amadosB 2 Ped 3:1, puesto que ustedes aguardan estas cosas, procuren con diligencia ser halladosC 1 Ped 1:7 por El en paz, sin mancha e irreprensiblesD Fil 2:15; 1 Tes 5:23; 1 Tim 6:14; Sant 1:27. 15 Consideren la pacienciaA 2 Ped 3:9 de nuestro Señor como salvación, tal como les escribió también nuestro amado hermano PabloB Hech 9:17; 15:25; 2 Ped 3:2, según la sabiduría que le fue dadaC 1 Cor 3:10; Ef 3:3. 16 Asimismo en todas sus cartas habla en ellas de estoA 2 Ped 3:14; en las cuales hay algunas cosas difíciles de entenderB Heb 5:11, que los ignorantes e inestablesC 2 Ped 2:14 tuercen, como también tuercen el resto de las EscriturasD 2 Ped 3:2, para su propia perdición (destrucción).

17 Por tanto, amadosA 2 Ped 3:1, sabiendo esto de antemano, estén en guardiaB 1 Cor 10:12, no sea que arrastrados por el errorC 2 Ped 2:18 de hombres libertinos (sin principios morales)D 2 Ped 2:7, caiganE Apoc 2:5 de su firmeza. 18 Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimientoA 2 Ped 1:2 de nuestro Señor y Salvador JesucristoB 2 Ped 1:11; 2:20. A El sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidadC Rom 11:36; 2 Tim 4:18; Apoc 1:6. Amén.