1 Entonces el Espíritu me levantó y me llevó a la puerta oriental de la casa del Señor que mira al orienteA Ezq 3:12, 14; 8:3; 11:24; 43:5. Y a la entrada de la puerta había veinticinco hombres, y entre ellos vi a Jaazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de BenaíaB Ezq 11:13, jefes del pueblo. 2 Y Dios me dijo: “Hijo de hombre, estos son los hombres que traman iniquidad y dan malos consejos en esta ciudadA Sal 2:1, 2; 52:2; Isa 30:1; Jer 5:5; Miq 2:1, 3 los cuales dicen: ‘¿No está cerca el tiempo de edificar casas? Esta ciudad es la olla y nosotros la carneA Jer 1:13; Ezq 11:7, 11; 24:3, 6.’ 4 Por tanto, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombreA Ezq 3:4, 17.”

5 Entonces el Espíritu del Señor cayó sobre mí, y me ordenó que dijera: “Así dice el Señor: ‘Así han dicho ustedes, casa de Israel, Yo conozco sus pensamientos1 Lit lo que sube en su espírituA Jer 11:20; 17:10; Ezq 38:10. 6 Han multiplicado sus muertos en esta ciudad, han llenado sus calles de muertosA Isa 1:15; Ezq 7:23; 22:2-6, 9, 12, 27.” 7 Por tanto, así dice el Señor Dios: “Sus muertos, los que han dejado en medio de la ciudad, son la carne, y ella es la ollaA Ezq 24:3-13; Miq 3:2, 3; pero Yo los sacaré de ellaB 2 Rey 25:18-22; Jer 52:24-27; Ezq 11:9. 8 Han temido la espada, y espada traeré sobre ustedesA Job 3:25; Prv 10:24; Isa 24:17, 18; 66:4,” declara el Señor Dios. 9 “Los sacaré de en medio de la ciudad, los entregaré en manos de extrañosA Dt 28:36, 49, 50; Sal 106:41 y traeré juicios contra ustedesB Ezq 5:8; 16:41. 10 A espada caeránA Jer 52:9, 10; en los confines de Israel los juzgaré; y sabrán que Yo soy el SeñorB 2 Rey 14:25. 11 Esta ciudad no será olla para ustedes, ni ustedes serán carne en medio de ellaA Ezq 11:3, 7; 24:3, 6; hacia los confines de Israel los juzgaré. 12 Así sabrán que Yo soy el Señor; porque no han andado en Mis estatutos ni han cumplido Mis ordenanzasA Ezq 18:8, 9, sino que han obrado conforme a las costumbres de las naciones que los rodeanB Ezq 8:10, 14, 16.” ’ ”

13 Y mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de BenaíaA Ezq 11:1, murió. Entonces caí sobre mi rostro, y clamé a gran voz: “¡Ah, Señor Dios! ¿Vas a acabar por completo con el remanente de IsraelB Ezq 9:8?”

14 Entonces vino a mí la palabra del Señor: 15 “Hijo de hombre, tus hermanos, tus parientes, los hombres en el destierro contigo y toda la casa de Israel, todos ellos, son aquéllos a quienes los habitantes de Jerusalén han dicho: ‘Aléjense del Señor; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesiónA Ezq 33:24.’ 16 Por tanto, di: ‘Así dice el Señor Dios: “Aunque los había echado lejos entre las naciones, y aunque Yo los había dispersado por las tierras, sin embargo fui para ellos un santuarioA Sal 31:20; 90:1; 91:9; Isa 8:14; Jer 29:7, 11 por poco tiempo en las tierras adonde habían ido.” ’ 17 Por tanto di: ‘Así dice el Señor Dios: “Yo los recogeré de entre los pueblos y los reuniré de las tierras entre las cuales han sido dispersados, y les daré la tierra de IsraelA Isa 11:11-16; Jer 3:12, 18; 24:5; Ezq 20:41, 42; 28:25.” ’ 18 “Cuando lleguen allí, quitarán de ella todas sus cosas detestables y todas sus abominacionesA Ezq 5:11; 7:20; 37:23. 19 Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedraA Zac 7:12; Rom 2:4, 5 y les daré un corazón de carneB Jer 24:7; 32:39; Ezq 18:31; 36:26; 2 Cor 3:3, 20 para que anden en Mis estatutos, guarden Mis ordenanzasA Sal 105:45; Ezq 36:27 y los cumplan. Entonces serán Mi pueblo y Yo seré su DiosB Ezq 14:11. 21 Pero en cuanto a aquéllos cuyo corazón va detrás de sus cosas detestables y abominacionesA Jer 16:18; Ezq 11:18, haré recaer su conducta sobre su cabeza,” declara el Señor DiosB Ezq 9:10; 16:43.

22 Entonces los querubines alzaron sus alas con las ruedas a su ladoA Ezq 10:19, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellosB Ezq 43:2. 23 La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudadA Ezq 8:4, y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudadB Zac 14:4. 24 Y el Espíritu me levantóA Ezq 8:3; 11:1; 37:1; 2 Cor 12:2-4 y me llevó a Caldea (Babilonia), a los desterrados, en visión por el Espíritu de Dios. Y se alejó de mí la visión que había vistoB Hech 10:16. 25 Entonces hablé a los desterrados de todas las cosas que el Señor me había mostradoA Ezq 2:7; 3:4, 17, 27.